El presente blog pretende interpretar el papel de la investigación y el trabajo experimental como modelo de aprendizaje para la educación científica.
Para ello se realizará un pequeño análisis sobre los puntos más importantes que encierran esta temática; entre ellos, los principales beneficios que trae a un país fomentrar este aprendizaje, que sucede si no se fomenta, también se analizará si en nuestro país se da prioridad a la enseñanza científica, así como también la importancia de que esta tenga un carácter tanto experimental como investigativo.
A demás se prporcionarán una serie de videos con el fin de reforzar y enriquecer el material del blog. Que les sea de su agrado y provecho para aumentar nuestros conocimientos como docentes.
imagen tomada de ensvgomezmarquezdiezdos2014.blogspot.com
Debido a que vivimos en un mundo globalizado, donde la
ciencia y la tecnología es el pan de cada día, es necesaria y urgente una
alfabetización científica que llegue a todas las personas, sin importar,
cultura, etnia, raza o estatus social, es un derecho que no se le puede negar a
nadie. Así se afirma, por
ejemplo, en los National Science Education Standards, auspiciados por el
National Research Council (1996), en cuya primera página podemos leer: “En un
mundo repleto de productos de la indagación científica, la alfabetización
científica se ha convertido en una necesidad para todos: todos necesitamos utilizar
la información científica
para realizar opciones que se plantean cada día; todos necesitamos ser capaces
de implicarnos en discusiones públicas acerca de asuntos importantes que se
relacionan con la ciencia y la tecnología; y todos merecemos compartir la
emoción y la realización personal que puede producir la comprensión del mundo
natural”.
Más recientemente, en la Conferencia Mundial
sobre la Ciencia para el siglo XXI, auspiciada por la UNESCO y el Consejo
Internacional para la Ciencia, se declaraba: “Para que un país esté en
condiciones de atender a las necesidades fundamentales de su población, la
enseñanza de las ciencias y la tecnología es un imperativo estratégico. Como
parte de esa educación científica y tecnológica, los estudiantes deberían
aprender a resolver problemas concretos y a atender a las necesidades de la
sociedad, utilizando sus competencias y conocimientos científicos y
tecnológicos”. Y se añade: “Hoy más que nunca es necesario fomentar y difundir
la alfabetización científica en todas las culturas y en todos los sectores de
la sociedad, a fin de mejorar la participación de los ciudadanos en la adopción
de decisiones relativas a la aplicación de los nuevos conocimientos”
(Declaración de Budapest, 1999).
Por
lo tanto, ya no es posible reservar la cultura científica y tecnológica a una
elite. La sociedad ha tomado conciencia de la importancia de las ciencias y de
su influencia en temas como la salud, los recursos alimenticios y energéticos,
la conservación del medio ambiente, el transporte y los medios de comunicación,
las condiciones que mejoran la calidad de vida del ser humano. Es necesario que
amplios sectores de la población, sin distinciones, accedan al desafío y la
satisfacción de entender el universo en que vivimos y que puedan imaginar y
construir, colectivamente, los mundos posibles.
Es
importante acceder a los conocimientos científicos por muchas y múltiples
razones, pues como dice Claxton (1994) «importan en términos de la búsqueda de
mejores maneras de explorar el potencial de la naturaleza, sin dañarla y sin
ahogar al planeta. Importan en términos de la capacidad de la persona para
introducirse en el mundo de la Ciencia por placer y diversión. Importan porque
las personas necesitan sentir que tienen algún control sobre la selección y el
mantenimiento de la tecnología que utilizan en sus vidas... e importan porque
la Ciencia constituye una parte fundamental y en constante cambio de nuestra
cultura y porque sin una comprensión de sus rudimentos nadie se puede
considerar adecuadamente culto, como dijo C.P. Snow hace muchos años».
Así que,
no solo se debe dar esta alfabetización científica como medio de desarrollo o
crecimiento económico, puesto que la visión es más amplia, no se puede reducir
únicamente a fines de lucro, por eso es importante que desde niños y
adolescentes, tomen conciencia de la riqueza de las implicaciones e impactos
que tienen las ciencias en la vida cotidiana. Por otro lado, la enseñanza de
las ciencias favorece en niños y jóvenes el desarrollo de sus capacidades de
observación, análisis, razonamiento, comunicación y abstracción; permite que
piensen y elaboren su pensamiento de manera autónoma. Además, construyendo su
cultura científica, ese niño-adolescente desarrolla su personalidad individual
y social. El aporte de las Ciencias de la Naturaleza debería facilitar la
aproximación de los alumnos a la realidad natural y contribuir a su mejor
integración en el medio social.
La
educación debe proponerse contribuir a la mejora de la vida social: dar a más
gente en el mundo oportunidades para una vida mejor y salvaguardar estándares
mínimos de bienestar social para todos; enseñar a tener una perspectiva global,
y no solo local o nacional; ubicar, de hecho, el interés local y global por
encima del interés regional o nacional (Lemke, 2006).
Entonces
se pueden citar como los principales beneficios que trae fomentar en un país el
aprendizaje de las ciencias experimentales, los siguientes:
·Contribuye a madurar la vida
práctica de los ciudadanos y la maduración del sistema democrático.
·Nos hace ser mejores
personas, ya que el conocimiento y el disfrute de conocer, nos enriquece y
potencia lo mejor de cada uno. No se pude apreciar y amar lo que no se conoce.
·Ayuda en el crecimiento y
desarrollo científico y tecnológico del país, debido a que proporciona
ciudadanos productivos, capaces de desempeñarse en multitud de labores que
demanda esa sociedad.
·Contribuye a mejorar la
calidad de vida en vista de que se cuenta con mejores condiciones para el
desarrollo de habilidades y destrezas que facilitan la incorporación a la
ocupación en un oficio que sea remunerado, bajando índices de pobreza y
delincuencia en un país.
·También hay mejora en el
campo de la salud, al existir el avance en el área de la medicina y alimentación que contribuyen
a gozar de una mejor calidad de vida, más sana y más saludable.
·Contribuye a formar
ciudadanos con más valores humanos, consientes de proteger y preservar la
naturaleza, amantes del bienestar del planeta en general.
Debido al acelerado progreso de la ciencia y de la
tecnología, hace que sea prioridad la capacitación y actualización en ciencia y
tecnología de nosotros los educadores, para poder contribuir a la formación
integral de los estudiantes, teniendo como eje el pensamiento científico y
tecnológico, los valores y actitudes que lo acompañan. Éste es un compromiso
que nos enriquece moralmente, puesto que somos los educadores quienes iniciamos
la motivación y el interés de las nuevas generaciones por la ciencia y la
tecnología, conduciéndolas hacia el conocimiento, y la transformación de
nuestra sociedad y nuestro país.
Les dejo este vídeo que muestra los beneficios que traen el fomentar el aprendizaje de las ciencias experimentales para que exista la equidad entre los países.
En este enlace hay más información para enriquecer más este tema
En la sociedad moderna, es innegable el papel
trascendental que juegan la ciencia y la tecnología en la vida de las personas
y por supuesto en la dinámica social, en las diversas facetas de la misma: el
trabajo, la comunicación, el transporte, la alimentación, el entretenimiento y
muchas otras. Es en esta “sociedad tecnológica” que surge el concepto de cultura científica, como una necesidad
fundamental de las sociedades que aspiran a la vida democrática y una tarea que
ha sido asignada a las instituciones educativas, particularmente, las de
educación obligatoria.
Hasta hace pocas décadas, no se consideraba importante
que la ciudadanía general se interesara en el desarrollo
científico-tecnológico, pues se visualizaba como una actividad propia de
algunas pocas personas cuya preparación universitaria los capacitaba para
desenvolverse en la investigación y desarrollo técnico-científico-tecnológico.
Hoy, con la alta penetración de las diferentes tecnologías en cada área de la
vida cotidiana, esta perspectiva “exclusiva” es obsoleta y desde luego, se ha
ido abandonando paulatinamente (López, 2009).
En definitiva, definir el concepto de cultura científica
no es sencillo. Lo importante, sin embargo, no es definir este concepto, sino
lograr relacionar la ciencia con la cultura, combatiendo una noción que
tradicionalmente las desligaba. Al respecto, Castaño, Cuello, Gutiérrez,
Rivero, Sampedro y Solís (2005) indican:
La ciencia, tanto básica como aplicada, es cultura
y forma parte de la cultura como un recurso importante en orden a satisfacer
necesidades e intereses. Es un logro máximo y característico de la especie
humana. Tiene una dimensión teórica, fruto de la capacidad constructiva del ser
humano, y ha jugado un papel destacado en numerosos procesos generadores de cambios
profundos. (p. 37)
Como se desprende del comentario anterior, la ciencia es
cultura dado que es una creación humana, un conjunto de conocimientos y
prácticas que se han transmitido de generación en generación y que, además,
goza de una estimación general en función de sus múltiples beneficios al
bienestar de la humanidad. Siendo más quis-quillosos, podríamos remitirnos a la
definición de cultura que presenta el Diccionario de la Real Academia Española,
que describe este concepto como el “conjunto de modos de vida y costumbres,
conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial,
en una época o grupo social, etc.” (Real Academia Española, 2015; el énfasis es
añadido).
Aun con todo lo anterior, Gutiérrez, Crespo y Martin-Díaz
(en: Membiela, 2001) plantean un aspecto sobre el cual se debe reflexionar
profundamente:
Existe
un problema real, que se traduce en que, para amplias capas de la sociedad, la
ciencia se considera cada vez más alejada de lo que se entiende por cultura y
nuestros alumnos cada vez muestran menos interés o tienen una imagen negativa
de ella […]. (p. 24)
En definitiva, esto entorpece la formación, diseminación
y permanencia de una cultura científica que permita tener una ciudadanía más
informada, capaz de opinar, discutir y decidir sobre temáticas relativas al
avance científico-tecnológico que están íntimamente relacionadas con su
vivencia personal y comunitaria más cercana. Los mismos autores plantean que,
en parte, se debe reconocer que la enseñanza de las ciencias en la actualidad
no va dirigida a la formación de cultura científica general, sino de la transmisión
de conocimientos técnicos en ocasiones muy específicos y muy ligados al manejo
matemático de fórmulas y ecuaciones que para los jóvenes parecieran carecer de
significancia afectiva, como lo plantearía Ausubel en su teoría del aprendizaje
significativo (Gutiérrez, Crespo y Martin-Díaz, en: Membiela, 2001; Vargas,
1997).
Aquí es interesante el planteamiento de Jorge Padilla (2015), el cual
presenta en el siguiente video:
De allí, por lo tanto, surgen una serie de problemáticas
asociadas al pobre o nulo fomento que se da a la cultura científica en la
educación obligatoria. En primer lugar, se tiene el aspecto más práctico de la
cuestión. En una sociedad que cada vez ofrece una mayor cantidad de
alternativas de servicios, bienes y productos, es difícil tener un juicio
fundamentado que permita decidir por unos sobre otros. Con un a-cervo
científico cultural pobre, estas decisiones son todavía más difíciles (Pérez,
2013).
Ahora bien, y en la misma línea, esta pobre “cultura
científica de los ciudadanos” plantea severos retos para una sociedad
democrática. En la actualidad, son muy di-versos los temas que requieren de la
atención de toda la ciudadanía y no de un conjunto selecto de ciudadanos que
tomen las decisiones por los demás. Pense-mos, como ejemplos de la realidad
nacional, en las discusiones que suscita la fertilización in vitro, el aborto y el uso de semillas transgénicas.
Otro aspecto práctico relacionado a la pobre cultura
científica de la ciudadanía que plantea Pérez (2013) es el pánico que provoca
la desinformación y el surgimiento y popularización de ciertas prácticas
“científicas” que realmente carecen de funda-mento técnico y son utilizadas por
las personas con descuido y en los casos más graves, con serios daños a la
salud de las personas. Ejemplos de esto son la homeopatía (la más popular),
aunque también hay otras medicinas alternativas que muchas veces son promovidas
como “milagrosas”. Sin duda, esto supera los límites de la acción individual y
compromete la salud pública y la atención en el servicio social de salud.
En un segundo lugar, también se puede mencionar las
consecuencias macroeconó-micas del no fomento de una cultura científica a nivel
nacional. En definitiva, el que los gobernantes y otros líderes sociales
carezcan de una cultura científica que favorezca la toma de decisiones que
favorezcan la innovación, la investigación y el desarrollo, mediante la
promoción de espacios de investigación, creación de centros especializados y el
otorgamiento de becas para el desarrollo de proyectos o para la formación de
posgrado de mentes brillantes que posteriormente puedan aportar al país con su
labor profesional. Con esto se quiere afirmar la relación estrecha que existe
entre una fuerte cultura científica y la competitividad regional y nacional
(Borjas y Burcio, 2006).
En conclusión, se tiene que la formación de una cultura
científica en la población general, y no solo con una perspectiva “elitista” de
la ciencia, es necesaria para la promoción de los valores democráticos que
deseamos fomentar en el país, y además es un reto latente que aún no ha sido
abordado de una manera clara e intencionadamente directa. Por lo tanto, es
fundamental promover el debate al respecto y accionar en consecuencia mediante
reformas pedagógicas y curriculares integrales que sean pertinentes, adecuadas
y significativas.
Como lo indica National Research Council refiriéndose a la indagación (citado en Garritz, A. 2006): La indagación es una actividad multifacética que involucra hacer
observaciones, hacer preguntas, examinar libros y otras fuentes de
información para saber qué es lo que ya se sabe, planear
investigaciones, revisar lo que se sabe en función de la evidencia
experimental, utilizar herramientas para reunir, analizar e interpretar
datos, proponer respuestas, explicaciones y predicciones, y comunicar
los resultados. La indagación requiere la identificación de
suposiciones, el empleo del razonamiento crítico y lógico y la
consideración de explicaciones alternativas. (p.139)
imagen tomada de redinformaticas1357.blogspot.com
De esta manera mediante el aprendizaje por indagación los
estudiantes se acercan realmente a lo que es el trabajo científico y
comprenden en gran medida ese trabajo, desarrollando también el
conocimiento y el entendimiento de los principales postulados de la
ciencia en la actualidad, por tal razón es de vital importancia que el
profesora de enseñanza de las ciencias, deban de presentar a la ciencia
como un proceso de investigación y que los estudiantes deben
implementar esta técnica para apropiarse de los diferentes contenidos de
esta área del saber humano (Garritz,2006).
imagen tomada de www.scoop.it En este artículo presentado por el señor Andoni Agarritz, le permite a
uno como futuro docente cambiar ese modelo pedagógico que se practica
en la mayoría de los sistemas educativos latinoamericanos en el que se
enseña ciencia de una manera aislada del mundo científico y los alumnos
desarrollan ciertos prejuicios hacia la ciencia en general, por ejemplo:
que solo personas súper dotadas hacen ciencia o que todo lo que tenga
un fundamento científico es cierto o absoluto, el modelo basado en
aprender mediante la indagación que se aplica en los sistemas educativos
de los países desarrollados permite que los estudiantes entiendan como
surge el conocimiento científico.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura, (2005). ¿Qué visiones de la ciencia y la actividad
científica tenemos y transmitimos?. En ¿Cómo promover el interés por la
cultura científica: Una propuesta didáctica fundamentada para la
educación científica de jóvenes de 15 a 18 años? (pp. 29 – 62).
Santiago: Andros Impresores.
Como lo resalta Gil en relación con el cambio de modelo para enseñar ciencia (citado por la UNESCO, 2005): Exige que el proceso de enseñanza/aprendizaje de las ciencias deje de
estar basado en la transmisión por el profesor y libros de texto de
conocimientos ya elaborados para su recepción/asimilación por los
estudiantes. Partir de situaciones problemáticas abiertas, discutiendo
su posible interés y relevancia, procediendo a aproximaciones
cualitativas y a la construcción de soluciones tentativas, hipotéticas,
destinadas a ser puestas a prueba y a integrarse, en su caso, en el
cuerpo de conocimientos de que se parte, transformándolo, etc., supone
actuar como científicos. Y ello, a su vez, exige un ambiente adecuado,
en el que el profesor impulse y oriente esta actividad de los
estudiantes, que de simples receptores pasan a jugar el papel de
investigadores noveles, que cuentan con el apoyo del profesor como
experto. (pág.54)
Este estudio realizado por la UNESCO resalta la importancia de
generar un cambio de paradigma en el que el estudiante realmente aprenda
ciencia, ya que se cuenta con un gran cuerpo teórico que respalda el
proceso de enseñanza y aprendizaje mediante la investigación o
indagación; es oportuno para mí como estudiante de la enseñanza de la
ciencias naturales ir enriqueciéndome con este cuerpo teórico para poder
tener las herramientas para poder aplicarlo de la mejor manera en mi
salón de clases y logran motivar a los alumnos a que se incorporen en el
mundo maravilloso de la ciencia; en nuestro sistema educativo predomina
la clase magistral centrada en la pizarra y en muchas ocasiones los
estudiantes no comprenden los conceptos expuestos y fracasan en su
rendimiento escolar, convirtiéndose las asignaturas de ciencias en una
de las principales causas de exclusión y deserción escolar.
A modo de conclusión, la sociedad actual está cada vez más ligada a la ciencia y la
tecnología. La vida moderna requiere cada vez más de aportes
tecnológicos, sustentados en las ciencias exactas y naturales. En
efecto, toda actividad individual, familiar, regional o nacional se
desarrolla vinculada a la tecnología: la vivienda, la alimentación, la
salud, la provisión de energía, el saneamiento ambiental, la producción
agropecuaria, la industria y las telecomunicaciones, la informática y
todo tipo de servicios que demanda la sociedad contemporánea, son
factibles gracias a los conocimientos generados en las ciencias básicas y
aplicados por nuevas tecnologías.
Es necesario, por lo tanto, formar a la actual generación en el marco de
un nuevo paradigma en el cual la educación científica constituya uno de
los ejes principales; pues solo ésta asegura que los futuros ciudadanos
sean capaces de interpretar eventos naturales e insertarse en un mundo
cada vez más tecnificado, y a la vez analizar los fenómenos sociales con
objetividad y racionalidad.
En el docente recae una gran responsabilidad ya que es un elemento medular en este proceso, pues tiene la obligación de que todos sus alumnos logren los propósitos educativos. La función del docente se concreta en un compromiso ético que sería el detonante de un conjunto de procesos de cambio, en congruencia con las demandas sociales y con las necesidades de los estudiantes.
“No podemos enseñara nada a nadie. Tan sólo podemos ayudar a que descubran por si mismos”
La investigación científica en Costa
Rica se ha venido implementando en los últimos años y en diferentes
instituciones del estado ya sea públicas o privadas son las encargadas
de llevarlo a cabo.
foto de laboratorio del colegio científico de la UCR
Actualmente se hace necesario optar por
una enseñanza de la ciencia más activa, la cual supere el concepto de
ciencia solo como contenido (producto) y se haga más integral,
proporcionando equilibrio entre los contenidos y la práctica.
Se dice que la ciencia debe enseñarse y
aprenderse no como un saber meramente operativo, sino como un todo
racionalmente construido, inmerso en un contexto socio-histórico, tejido
a partir de numerosas tramas interconectadas (Física, Química,
Biología, Geología, entre otras).
La educación científica ocupa un lugar
clave para mejorar la calidad de la vida y de la participación
ciudadana. La ciencia y la tecnología deben responder, no sólo a las
necesidades de la sociedad para posibilitar la mejora de las condiciones
de vida de la mayoría de la población que vive en situaciones de
pobreza extrema, sino que, los avances científicos deben ser bien
utilizados por los ciudadanos y ciudadanas y para que esto sea posible
deben conocerlos (Katzkowic y Salgado, 2006).
Es importante considerar que cuanto más
enraizada esté la enseñanza de la ciencia en la problemática del país y
se establezcan más conexiones con los problemas tecnológicos y las
implicaciones sociales, más fácil resultará motivar a los alumnos para
que descubran los conceptos científicos de avanzada en los
acontecimientos diarios y existirán más posibilidades de que sean
capaces de transferir lo aprendido en el aula a su vida cotidiana, con
la observación de un desarrollo tecnológico que favorezca su calidad de vida.
Para
Vargas (2012), una creciente demanda en la aplicación de los conceptos
científicos y la necesidad de que el país cuente con una mano de obra
altamente calificado en la parte científica y tecnológica debe llevarnos
a analizar, además de la situación de la educación científica en Costa
Rica, la importancia de la educación científica en la competitividad de
un país.
Nuestro sistema educativo no se ha
preocupado por hacer una inversión sostenible que estimule a aquellos
estudiantes que destacan y muestran motivación y talento en el área de
ciencias; una excepción notable la constituye la creación de los
Colegios Científicos Costarricenses (CCC).
La finalidad de los colegios científicos es la formación integral de sus estudiantes, considerando los más altos valorescostarricenses
en el marco de un proceso educativo centrado en la adquisición de
conocimientos sólidos y habilidades en los fundamentos de las
matemáticas, la física, la química, la biología y la informática.
Los CCC son instituciones de educación
que conducen al bachillerato en enseñanza media, pero, al mismo tiempo,
son considerados instituciones para-universitarias, que trabajan con dos
niveles de enseñanza: décimo y undécimo año, con un solo grupo de cada
nivel y un máximo de 30 estudiantes por aula (Roldán, 2006).
Para Macaya y Cruz (2006), aun cuando
la población estudiantil que asiste a estos colegios representa un
porcentaje menor del 1% del total de la población de estudiantes del
país; estos jóvenes tienen un buen nivel académico y buena parte de
ellos entra a la universidad con un objetivo definido hacia las
ciencias.
Roldán, (2004) menciona que los alumnos
tienen más posibilidades de aplicar en su vida cotidiana lo aprendido
en el aula y descubrir el importante papel que la ciencia y la
tecnología tienen en los acontecimientos diarios, mientras más fuerte
resulte ser el vínculo que se establezca entre la enseñanza de la
ciencia y la problemática del país.
En Costa Rica, el
sector académico, y en especial las universidades públicas (UCR, UNA,
TEC), son las que más invierten en investigación científica. La UCR es
la más grande y antigua de las universidades estatales del país y
destaca como la institución que realiza el porcentaje más alto de la
investigación en el ámbito nacional en todas las áreas del conocimiento:
Ingeniería, Ciencias, Ciencias Sociales, Salud, Ciencias
Agroalimentarias, Artes y Letras.
Desde sus inicios esta institución
estableció la investigación como uno de los pilares fundamentales.
Además de la docencia y la acción social, por medio de los cuales hace
su aporte más significativo al desarrollo del país en formación de
recursos, generación y transferencia de conocimientos para la solución
de problemas, la innovación y el emprendimiento.
La UCR, por medio de sus programas,
proyectos, centros, institutos, estaciones experimentales, laboratorios
especiales, fincas y otras áreas protegidas, desarrolla tanto
investigación científica básica como aplicada. Destina una importante
porción de su presupuesto en la construcción y equipamiento de la
infraestructura necesaria para realizar una investigación de calidad y
excelencia, empleando las técnicas y metodologías más modernas.
Además, con el objetivo de seguir
aportando al país, se creó la Agencia Universitaria para la Gestión del
Emprendimiento (Auge), la cual se ha convertido en la incubadora y
aceleradora más grande del país, con el objetivo de apoyar ideas de
negocio de los estudiantes, profesores, investigadores, egresados, etc.
El Consejo Nacional para Investigaciones
Científicas y Tecnológicas conocido por las siglas CONICIT es una
institución autónoma de la República de Costa Rica que fomenta y promueve la investigación en sus distintas áreas del quehacer científico y tecnológico. Además, administra los fondos que se realizan proyectos de investigación en distintas áreas como biología, química, física, matemática, entre otras.
Según Roldán (2006) países como Costa
Rica enfrentan una decadencia en la capacidad de desarrollo humano al no
saber cómo planificar y producir con criterios ambientales, sociales y
económicos mientras que otros con condiciones similares han obtenido
resultados muy positivos, por ello queda patente la necesidad de crear
una estrategia integral en todo el proceso de enseñanza y aprendizaje
de las ciencias, desde la educación formal hasta la universitaria.
Es un hecho de que el Gobierno de Costa
Rica y el Ministerio de Educación, (MEP), reflexione porque es
importante la educación científica, sino abarcar esa formación a todo lo
largo del territorio nacional, ya que en diferentes partes del país es
una realidad que algunas instituciones públicas no tienen esos recursos o
instrumentos que necesitan los jóvenes, para ofrecerles una mejor
educación.
Es importante recalcar que Costa Rica,
es uno de los países de Centroamérica, que cuenta con muchas mejoras al
sistema educativo, sin embargo, dicho sistema presenta una serie de
deficiencias y entre ellas está el poco tiempo y recurso económico que
se invierte para fomentar la investigación científica. Debemos entender
la investigación científica como la encargada de producir conocimiento
científico, que se caracteriza por ser sistemático, ordenado, metódico,
racional, reflexivo, y crítico, ya que la población que está enfocada
hacia la educación e investigación científica es un porcentaje bajo,
solamente se toma en cuenta a los colegios científicos costarricenses, y
los colegios académicos y técnicos del área metropolitano y de las
zonas regionales que pasa con esta población. Su desarrollo y
aprendizaje en la educación científica no es la misma.
Esto indica una situación crítica en
la que se encuentra nuestro país, pues no se fomenta la educación
científica, al contrario el sistema educativo sigue una tendencia
tradicional, escolástica, limitando las capacidades de los estudiantes y
reduciendo el interés por fomentar el pensamiento crítico.
Existen diversas políticas del gobierno
para incorporar la investigación científica al currículo de cada
institución educativa nacional, esto se refleja en los programas anuales
nacionales. Sin embargo, hay una gran brecha entre lo que está escrito
en un papel oficial, y lo que se pone en práctica en las aulas.
Solamente nosotros los Educadores en el
campo de la Ciencias, podemos marcar esa brecha, motivando a los chicos
de la importancia que tiene la Educación Científica, y porque es tan
importante en nuestra vida cotidiana, y en el fututo tener una mejor
educación personal y profesional.
Les dejo un video sobre la feria científica en Costa Rica